Tuve la oportunidad de viajar al estado Sucre, la ciudad de Cumaná, para ir a cubrir un día después de que fue víctima de saqueos. En mi regreso a Caracas pude pasar por Anzoátegui, a la ciudad de Puerto La Cruz, y ver qué ocurrió ahí mientras visitaba.
Primera parte: El Sucre pedilón
Desde siempre he tenido problemas para madrugar. Por lo tanto, salir de la capital Caracas a las 4:40 am no fue una tarea sencilla. Sin embargo, necesitábamos llegar a Cumaná por tierra, entre 7 y 8 horas de carretera. El equipo éramos un camarógrafo, un productor, conductor y yo. A correr.
Luego de un trayecto con huecos y mala señalización, llegamos a la entrada de Cumaná.
La ciudad nos recibió con una estatua de Antonio José de Sucre, e inmediatamente después arribamos al hotel Nueva Toledo (uno de los nombres a otrora de la ciudad), que vive sus horas bajas en una ciudad que, según su gerente, vivía momentos tensos.
Salimos a recorrer la ciudad. Pasamos por la empresa Polar, con carteles que denunciaban que necesitaba materia prima para iniciar operaciones, bancos con colas de personas en los cajeros y presencia militar en la calle.
Desde alcabalas, hasta calles cerradas por la Guardia Nacional Bolivariana, Policía Municipal y Ejército, estaban desplegados buscando "controlar" una situación que según las autoridades no había salido de control.
Buscamos a nuestro contacto, el periodista Rafael Marín, sugerido por la también colega Carolina Isava. Rafael trabaja en El Diario de Sucre, un diario que no imprime porque no tiene planchas para el papel. Prefirió ser nuestro guía y mostrarnos cómo la perimetral de Cumaná fue escenario de ataques y saqueos.
El primer punto fue el Hospital Universitario Antonio Patricio de Alcalá de Cumaná. Rodamos desde el diario hasta allí, viendo como las calles llenas de huecos, aceras descuidadas, la basura y la soledad nos acompañaron al lugar.
La entrada no era distinta de la descripción anterior. Fachada deteriorada, basura en los alrededores y poca gente en el lugar. Pasamos al lado de una carroza fúnebre - pues la morgue está en el hospital - y entramos por la emergencia, ya que nadie estaba vigilando, pasamos las camillas de personas apostadas en los pasillos del centro de salud y subimos a dirección, en el segundo piso, a que alguien nos atienda y encontramos que no hay nadie.
Volvimos a bajar y nos encontramos con los representantes de administración, quienes nos pidieron retirarnos de las inmediaciones del lugar, y sin darnos el número de alguien que lleve el lugar.
Al salir, varias personas empezaron a denunciar una "situación de abandono" y de escasez de medicinas del centro. Ahí encontramos a Juan Eduardo Rodríguez, quien estaba esperando el cuerpo de la morgue de Cruz Eduardo Rodríguez Brito, de 35 años, quien murió desangrado por un disparo en la femoral de un policía municipal frente al Centro Comercial Marina Plaza.
De ahí nos trasladamos a los sitios atacados en la perimetral. Más de 100 locales fueron atacados el 14 de junio. Al día siguiente, 75% de los locales de la ciudad permanecían cerrados y amurallados para evitar "males peores".
Uno de los más afectados fue el local El Gordo, una tasca restaurant que vendía principalmente pollos a la brasa. Al momento del saqueo había un policía, que trató de detener a los que quería destrozar el lugar. No tuvo éxito, salió ileso y se fue del lugar. Los 13 trabajadores se encerraron en los baños y al salir encontraron un ambiente desolador junto a un martillo y un hacha que dejaron los saqueadores.
Al poco rato nos enteramos que el gobernador de la entidad, Luis Acuña, dijo que no había fallecidos por los saqueos y respectivos esfuerzos por mitigarlos. Extraoficialmente había 3 muertos - confirmamos uno - y más de 300 detenidos.
Rubén Saud, presidente de la Cámara de Comercio de Sucre, nos confirmó la cifra de locales atacados y cerrados por la situación. La soledad en las calles junto a la milicia solo nos confirmó que nada "estaba normal".
En todo este recorrido Rafael dijo una frase que solo me dio una idea más firme de cómo Sucre, y en especial Cumaná, eran un reflejo del hospital que visitamos: estaban abandonados. A lo que el colega solo dijo: "Y pusieron eso ahí - señalando la estatua -, el Sucre pedilón lo llamo yo. Para eso quedó esta ciudad, para estar pidiendo porque no vale nada".
Casi al final de la tarde Carolina se unió a nosotros en la sede de El Diario de Sucre, que usamos de oficina gracias a Rafael - para evaluar el progreso y transmitir a Caracas.
La noche solo nos llevó extenuados al hotel, viendo personas que se reunían en esquinas esperando camiones de comida y con redadas de militares viéndolas de reojo. Al llegar al Nueva Toledo solo comimos, cosa que no pudimos hacer durante el día porque todos los locales estaban cerrados. De ahí, a la cama para y esperar a la mañana siguiente encontrar "más noticia".
Primera parte: El Sucre pedilón
Desde siempre he tenido problemas para madrugar. Por lo tanto, salir de la capital Caracas a las 4:40 am no fue una tarea sencilla. Sin embargo, necesitábamos llegar a Cumaná por tierra, entre 7 y 8 horas de carretera. El equipo éramos un camarógrafo, un productor, conductor y yo. A correr.
Luego de un trayecto con huecos y mala señalización, llegamos a la entrada de Cumaná.
La ciudad nos recibió con una estatua de Antonio José de Sucre, e inmediatamente después arribamos al hotel Nueva Toledo (uno de los nombres a otrora de la ciudad), que vive sus horas bajas en una ciudad que, según su gerente, vivía momentos tensos.
Salimos a recorrer la ciudad. Pasamos por la empresa Polar, con carteles que denunciaban que necesitaba materia prima para iniciar operaciones, bancos con colas de personas en los cajeros y presencia militar en la calle.
Desde alcabalas, hasta calles cerradas por la Guardia Nacional Bolivariana, Policía Municipal y Ejército, estaban desplegados buscando "controlar" una situación que según las autoridades no había salido de control.
Buscamos a nuestro contacto, el periodista Rafael Marín, sugerido por la también colega Carolina Isava. Rafael trabaja en El Diario de Sucre, un diario que no imprime porque no tiene planchas para el papel. Prefirió ser nuestro guía y mostrarnos cómo la perimetral de Cumaná fue escenario de ataques y saqueos.
El primer punto fue el Hospital Universitario Antonio Patricio de Alcalá de Cumaná. Rodamos desde el diario hasta allí, viendo como las calles llenas de huecos, aceras descuidadas, la basura y la soledad nos acompañaron al lugar.
La entrada no era distinta de la descripción anterior. Fachada deteriorada, basura en los alrededores y poca gente en el lugar. Pasamos al lado de una carroza fúnebre - pues la morgue está en el hospital - y entramos por la emergencia, ya que nadie estaba vigilando, pasamos las camillas de personas apostadas en los pasillos del centro de salud y subimos a dirección, en el segundo piso, a que alguien nos atienda y encontramos que no hay nadie.
Volvimos a bajar y nos encontramos con los representantes de administración, quienes nos pidieron retirarnos de las inmediaciones del lugar, y sin darnos el número de alguien que lleve el lugar.
Al salir, varias personas empezaron a denunciar una "situación de abandono" y de escasez de medicinas del centro. Ahí encontramos a Juan Eduardo Rodríguez, quien estaba esperando el cuerpo de la morgue de Cruz Eduardo Rodríguez Brito, de 35 años, quien murió desangrado por un disparo en la femoral de un policía municipal frente al Centro Comercial Marina Plaza.
De ahí nos trasladamos a los sitios atacados en la perimetral. Más de 100 locales fueron atacados el 14 de junio. Al día siguiente, 75% de los locales de la ciudad permanecían cerrados y amurallados para evitar "males peores".
Uno de los más afectados fue el local El Gordo, una tasca restaurant que vendía principalmente pollos a la brasa. Al momento del saqueo había un policía, que trató de detener a los que quería destrozar el lugar. No tuvo éxito, salió ileso y se fue del lugar. Los 13 trabajadores se encerraron en los baños y al salir encontraron un ambiente desolador junto a un martillo y un hacha que dejaron los saqueadores.
Al poco rato nos enteramos que el gobernador de la entidad, Luis Acuña, dijo que no había fallecidos por los saqueos y respectivos esfuerzos por mitigarlos. Extraoficialmente había 3 muertos - confirmamos uno - y más de 300 detenidos.
Rubén Saud, presidente de la Cámara de Comercio de Sucre, nos confirmó la cifra de locales atacados y cerrados por la situación. La soledad en las calles junto a la milicia solo nos confirmó que nada "estaba normal".
En todo este recorrido Rafael dijo una frase que solo me dio una idea más firme de cómo Sucre, y en especial Cumaná, eran un reflejo del hospital que visitamos: estaban abandonados. A lo que el colega solo dijo: "Y pusieron eso ahí - señalando la estatua -, el Sucre pedilón lo llamo yo. Para eso quedó esta ciudad, para estar pidiendo porque no vale nada".
Casi al final de la tarde Carolina se unió a nosotros en la sede de El Diario de Sucre, que usamos de oficina gracias a Rafael - para evaluar el progreso y transmitir a Caracas.
La noche solo nos llevó extenuados al hotel, viendo personas que se reunían en esquinas esperando camiones de comida y con redadas de militares viéndolas de reojo. Al llegar al Nueva Toledo solo comimos, cosa que no pudimos hacer durante el día porque todos los locales estaban cerrados. De ahí, a la cama para y esperar a la mañana siguiente encontrar "más noticia".
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