La vida periodística está llena de argumentos, perspectivas y trabajo de investigación. Sin embargo, poco se sabe de cómo se trabaja dentro de un medio; de lo que representa un trabajo de edición y de qué tan bien escribe realmente el periodista.
Los novatos, principiantes y nuevos en la profesión - entre los cuales me incluyo - siempre pensamos en lo dichoso que sería tener un estilo interesante y acertado al escribir, en que los lectores recuerden nuestras informaciones por la armonía con que están desarrolladas y lo bien estructuradas que están sobre el papel.
Pues he descubierto que no siempre es así y se necesita más que el simple deseo de escribir. Va un tanto más allá. A esa carpintería del lenguaje, que da la práctica de la escritura y la dedicación a la lectura. Quizá esta "autocrítica" es más importante para mí por dos razones: la primera es que quiero ser realmente bueno en la profesión, y la segunda es que detesto tener que corregir una nota porque la revisaron y descubren que escribí una soberana burrada.
Debo concentrarme más. Es algo que quizá suena fácil, pero concentrarse buscando información y luego plasmándola bien no es algo que todos puedan hacer. De ser así, los correctores serían de goma. Me gusta escribir, y quiero escribir aún mejor.
En estos días me llamaron la atención, porque no he estado del todo correcto al escribir. Y con más razón me digo otra vez: "concéntrate más".
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