Entre tantas frases y acciones, dado que ambas nos definen, tomar la menos interesada es lo que más me cuesta. Muchas veces el sintonizar bocados de risas ajenas me hacen recapacitar.
Besos acompasados como notas en el viento. Palabras endebles, presumidas en otros tiempos. Y es que ¿de qué sirve tanto intelecto? Si preferimos no ver, no oír, o incluso no sonreír.
Entre recovecos de mi alma veo pasajes danzantes de personas queridas. Algunas perdidas, otras que quise perder. Paseo la vista sobre el regazo de la noche, a ver si encuentro palabras para definir esta querencia.
Ahora, solamente extraño poder reconocer algo que ya no es y no está. Sin embargo, puedo aun decirle: "Te quiero. Te he extrañado. Y me alegra que estés bien".
O decirle: "Quiero que seas feliz". Y negarle la experiencia de no ver ni sentir la decepción, buscando alguna excusa para eximir las heridas.
"De verdad te quiero".
Besos acompasados como notas en el viento. Palabras endebles, presumidas en otros tiempos. Y es que ¿de qué sirve tanto intelecto? Si preferimos no ver, no oír, o incluso no sonreír.
Entre recovecos de mi alma veo pasajes danzantes de personas queridas. Algunas perdidas, otras que quise perder. Paseo la vista sobre el regazo de la noche, a ver si encuentro palabras para definir esta querencia.
Ahora, solamente extraño poder reconocer algo que ya no es y no está. Sin embargo, puedo aun decirle: "Te quiero. Te he extrañado. Y me alegra que estés bien".
O decirle: "Quiero que seas feliz". Y negarle la experiencia de no ver ni sentir la decepción, buscando alguna excusa para eximir las heridas.
"De verdad te quiero".
Comentarios
Publicar un comentario