
De cómo lo que "se acostrumbra" abraza lo "nuevo"
Entre la tradicionalidad del Béisbol como deporte en Venezuela y la curva ascendente de popularidad futbolística, el ciudadano común ha aprendido a querer al deporte por época y hasta a auparlo en momentos que parecieran estorbarse.
De la misma forma que un fanático va a un local a celebrar la victoria de su equipo sobre el diamante (o el desplante del mismo) lo hace ahora con la mente en los 90 minutos que disputó la oncena patriótica, o quizá clubes de la primera división nacional.
Prueba de esto son las ya no tan desconocidas barras bravas, los hinchas y locales oficiales. Es más, con un acercamiento más “violento” tenemos en la calle la prueba visual fidedigna: camisas de distintos equipos atiborran las calles, cuando en un pasado, no tan lejano por cierto, eran casacas extranjeras que se paseaban por las avenidas y estaciones de metro.
Esto sólo advierte una cosa: nuestra cultura deportiva está creciendo. ¿Es eso verificable? Por supuesto. Guantes de Oro, Europa League, Mundial de Fútbol Sub-20. Mundial de Béisbol, Champions League.
Una cosa es segura: más Caracas-Táchira, más Leones-Navegantes, más Estudiantes-Táchira, más Leones-Tiburones, más Águilas-Cardenales, y muchos otros “más”, sólo representan el principio de una gran y gigantesca racha de días festivos por venir.
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