
Se le salen a mi zapato mientras camino,
como alegría a un niño o pelos a un gato.
Solo el tiempo hará ver esas costuras
algunas fuertes y puras
otras desechables y abismales.
No es normal, mucho menos bueno que costuras salgan al aire como parte de un recorrido o un proceso, pero no puedo ocultar mi felicidad al ver cómo aparecen, pues ésto solo indica que dejo mi vida en cada momento, como si no existiese otro al instante y así todo fluye hacia adelante, en señal de mejoría, de verdad o de simpatía.
De que vivo, evoluciono, aprendo y crezco. Mis costuras se parecen a mis errores; las asumo, no las escondo. Y sí, en un momento he de cambiar ya que mis costuras no pueden más. Será justo ahí cuando camine con nuevos zapatos, porque éstos de tanto andar ya se les ve hacia adentro.
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