Entre las muchas cosas que comento para mí y para otros, desarrollé lo que llamo "El frasco vacío": una "teoría" que expresa cómo se relacionan algunas personas. Unas no pueden permanecer solas y necesitan de alguien a su lado para ser felices. Otras, en cambio, son felices sin la presencia de otro ser. Y, también, el caso de personas que esperan por el frasco adecuado. Lo dibuje en mi mente como la metáfora de un frasco. Cada ser humano es un frasco que contiene cosas tales como sentimientos, ideas, habilidades, destrezas, personalidad, etcétera. Por supuesto, cada "frasco" es distinto, porque representa cada ser humano. En mi efímero recorrido vivencial, pude elucubrar que siempre buscamos las cosas que nos llenan más de otro frasco y eso es lo que consideramos más atractivo de la otra persona. La frase "que me llene" es sumamente importante, pues redefine totalmente la "búsqueda" por alguien que pueda caminar a mi lad...
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